Partiendo de la teoría de Fromm y haciendo un
análisis general entre la religión y la neurosis, nos relata en “lo
inconsciente social” (1990), datos muy interesantes sobre el origen de la
necesidad del ídolo, Fromm habla aquí de un sentimiento de desamparo en el
hombre, mismo que se desarrolla por la separación de la figura materna, con la
que considera hay una relación que a diferencia de lo que decía Freud sobre la
teoría de Edipo, va mucho más allá del deseo de poseer a la madre. Lo que Fromm
plantea en esta obra es la necesidad de ser parte de ella y no separarse nunca,
creando una vinculación incestuosa, que si bien no se hace realidad, se genera
un mecanismo en el que al abandonar a la madre se buscan figuras sustitutivas;
dice Fromm: “toda clase de ídolos religiosos o fuerzas naturales, instituciones
o grupos” dentro de los que cabe
mencionar a la Iglesia, esta institución que a lo largo de la historia ha sido
tan influyente en la conducta del ser humano. Que desde el punto de vista
Frommniano podemos interpretarlo como un deseo fehaciente por seguir
perteneciendo a la madre, por este anhelo de no perder eso que él llama “el
auxiliar mágico” en el que el hombre ha encontrado esa seguridad y calidez que
ha perdido del seno materno.
De esta manera existe un desplazamiento del
pertenecer a la madre por pertenecer a una congregación que le brinde lo
perdido.
Así también Fromm (1968) describe que “el ídolo es
la figura a la cual una persona ha transferido su fortaleza y capacidades.
Cuanto más poderoso se haga al ídolo, tanto más se empobrecerá la persona. Solo
estando en relación con el ídolo puede tratar de mantenerse en relación consigo
misma. El ídolo obra de sus manos y de su fantasía, la supera y la domina. Su
creación se ha convertido en cautivo suyo. La idolatría en el sentido del
Antiguo testamento y los profetas, es el mismo concepto que el de enajenación”(1).
Un sentimiento oceánico (2) le llama Freud, a la necesidad de tener una religión, en el
malestar de la cultura (1927-1931). Para este autor es un sentimiento que
deriva de una necesidad infantil y de la añoranza del padre que aquel despierta.
Por su parte, Fromm en el dogma de Cristo (1984) hace reseña a este mismo sentimiento pero él
habla de una expresión inconsciente de hostilidad hacia el padre. Explica que el
hecho de que el hombre fuera elevado al rango de Dios le da la posibilidad de
trascender y dejar de ser sufrientes y oprimidos, para ser felices(3).
Relacionando así el concepto de Dios con la figura
del padre, podemos encontrar una conexión con el superyó castigador, ese que
establece las normas y al que el individuo obsesivo obedece fielmente, y por
lo tanto en su idea de constante pecar,
busca la redención y el perdón por medio del castigo, refugiándose en una
religión que le asegure la tranquilidad de su alma, aunque por otro lado tenga
que pagar el precio de la constante ansiedad ante el deseo reprimido.
Para adentrarnos
más en el tema, hay abordar un poco el concepto y desarrollo de la neurosis obsesivo compulsiva. Desde la teoría
freudiana (1908), la neurosis obsesiva, tiene sus orígenes en la fijación de la fase anal. En la neurosis
obsesiva al igual que en las fobias nos dice Freud (1894) encontramos siempre
dos cosas, una idea que se impone al enfermo y un estado emotivo asociado, que
generalmente además de la ansiedad, se acompaña por la duda, el remordimiento
(culpa) y la cólera. En las obsesiones, el estado emotivo constituye lo más
importante, ya que persiste inalterado mientras que la idea asociada es
cambiante. Es decir el estado emotivo es
eternizado y la idea original es remplazada. Esta sustitución nos dice Freud
generalmente tiene que ver con una disposición psíquica especial y que se da
como un acto de defensa del yo frente a la idea inconciliable (4).
En este sentido podríamos afirmar que el sujeto
puede utilizar los elementos que le son familiares. En el caso de la cultura
occidentalizada, al predominar la religión judeo cristiana, que cuenta con
elementos rituales muy específicos relacionados con los sentimientos de culpa
es favorecedora del castigo para obtener una redención. Podría ser natural
entonces, que encontremos en la clínica a pacientes obsesivos que se refugien
en ideas de tipo religioso para sanar sus culpas. Existiendo en ellos también
el pensamiento dubitativo de si serán perdonados o no, o la duda de si existe
Dios o no. Un paciente en consulta me decía, a pesar de su ferviente fe: “Dra.
A veces dudo si Dios existe o no, a veces, creo que no, aunque luego me
arrepiento y le pido perdón”.
Además de ello, estas personas regularmente se
asocian con tres características: el orden, el deseo acumulativo por el dinero
y por su tenacidad. Menciona Freud que cada una de estas palabras sintetiza, en
realidad, un pequeño grupo de rasgos característicos afines. La cualidad de
«ordenado» comprende tanto la pulcritud individual como la escrupulosidad en el
cumplimiento de deberes corrientes y la garantía personal; lo contrario de
«ordenado» sería, en este sentido, descuidado o desordenado. La economía puede
aparecer intensificada hasta la avaricia, y la tenacidad convertirse en
obstinación, enlazándose a ella fácilmente una tendencia a la cólera e
inclinaciones vengativas. Las dos últimas condiciones mencionadas, la economía
y la tenacidad, aparecen más estrechamente enlazadas entre sí que con la
primera. Son también la parte más constante del complejo total.
Ya desde aquí podríamos comenzar por hacer un
enlace entre el cuadro obsesivo y la religión, Freud en su artículo “el carácter
y el erotismo anal” hace el
señalamiento, en el que deja ver la relación que tiene simbólicamente el dinero
con el diablo afirmando lo siguiente: “realmente en todos aquellos casos en los
que dominan o perduran las formas arcaicas del pensamiento, en las
civilizaciones antiguas, los mitos, las fábulas, la superstición, el
pensamiento inconsciente, el sueño y la neurosis, aparece el dinero
estrechamente relacionado con la inmundicia. El oro que el diablo regala a sus
protegidos se transforma luego en estiércol. Y el diablo no es, ciertamente,
sino la personificación de la vida instintiva reprimida e inconsciente. Ya en
las antiguas leyendas babilónicas es el oro el estiércol del infierno. Así,
pues, es muy posible que la antítesis entre lo más valioso que el hombre ha
conocido y lo más despreciable, la escoria que arroja de sí, sea lo que haya
conducido a esta identificación del oro con la inmundicia (5).
En 1907 Freud en su artículo “los actos obsesivos y las prácticas
religiosas” (6), nos dice que las similitudes que encuentra en estos están
ligados directamente a dos aspectos, a
la sexualidad y a sentimientos de culpa originados a su vez por deseos reprimidos en el
inconsciente, de los que uno y otro (el neurótico y el religioso) se defienden
mediante el ceremonial.
Así en la práctica de la
religión, Freud encuentra también la misma transacción entre la prohibición y
el deseo, entre la tendencia represora y la reprimida; pues, como nos indica
muchas veces en nombre de la religión y a favor de la misma se realizan
justamente todos aquellos actos que la religión oficialmente prohíbe.
Sobre el sentido de ésta doble
y ambivalente tendencia actuante en la experiencia religiosa quedan todavía
muchas cosas por determinar. Pero a partir de esto, Freud señala desde una
perspectiva psicoanalítica, la neurosis
obsesiva debe ser considerada como una religión individual y la religión como
una neurosis obsesiva universal.
En el
obsesivo existen rituales, prácticas que se dan por un desplazamiento
ocasionado por un deseo sexual infantil, generado en la fase anal del
desarrollo psicosexual. Es decir, si un individuo tiene un sentimiento de amor
y odio hacia su madre, en donde el odio predomina, seguramente en el deseo de
matarla, lavaría constantemente sus manos, limpiándolas de la culpa en un acto
simbólico, que le genera el pecado de matar a la madre.
El mismo paciente al que hice mención en líneas
anteriores, me expresaba que desde los siete años comenzó desarrollar conductas
obsesivas, una de ellas era apagar constantemente las luces, no entendía por
qué, hasta que comprendió en su análisis, que en el deseo de matar a su padre,
apagaba las luces, porque pensaba que si se gastaba mucho la luz, seguramente
el recibo llegaría muy caro y por lo tanto su padre tendría que trabajar más y
esto lo llevaría a una muerte más temprana. Es decir desde pequeño se ponía su propia
letanía y esto lo hizo elaborar otro tipo de pensamientos que relacionados con
el deseo sexual los convirtió en una “devoción” y en su religión personal.
Lo que Freud nos dice a cerca de este tipo de casos
es que: en estas personas el acto obsesivo sirve de expresión a motivos y
representaciones inconscientes, lo cual parece entrañar una nueva diferencia
con respecto a las prácticas religiosas; pero también el individuo devoto desarrolla
generalmente el ceremonial religioso sin preguntar su significación.
Es decir,
el neurótico
obsesivo ha llevado a cabo una represión de contenidos sexuales, mientras que,
tras la conducta religiosa cree adivinar más bien la represión de contenidos antisociales
y egoístas. El esquema de la primera teoría sobre las pulsiones, en las que al grupo
de las tendencias sexuales se enfrentaban las pulsiones del yo, se trasluce en
esta diferenciación que Freud lleva a cabo entre la represión del obsesivo y la
del hombre religioso. El primero teme a la sexualidad y, desde este temor, crea
su neurosis; el segundo teme sus impulsos egoístas y antisociales y, desde ese
temor crea su religiosidad.
Finalmente es como de esta manera que podemos ver claramente que existen
elementos que influyen en el reforzamiento del pensamiento mágico del obsesivo,
entre la idea de culpa y el castigo, del placer y el pecado, donde el sentimiento
ambivalente siempre está presente, en donde entre odio y amor no existe un
equilibrio y termina ganando el odio, que hace que los pacientes obsesivos
traten de sanarlo a través de la elaboración de rituales que permitan expiar su
culpa.
Teniendo claro eso,cual seria la mejor manera de ayudar a una persona que se enfrenta a esto, como hacerle entender la influencia de la religion en eso, de manera que no le de tanta trascendencia a pensamientos que generan ansiedad e insomnio,a fin de que logre entender la importancia de un tratamiento,asi mismo, me pregunto,acaso se llega a lograr eso totalmente.
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