Dirigida
por Alain Berliner
Qué pasó con la otra X de
ludovic? Un error genético piensa… La realidad y la imaginación,
la fantasía como mecanismo de defensa ante las reglas y roles socio-culturales,
la capacidad de adaptación ante devastadoras circunstancias que pueden
presentarse en el seno de una familia convencional. Es lo que hemos encontrado
en esta película.
Ludovic un niño de siete años, sensible, lleno
de vitalidad, se encuentra en una de las
etapas más importantes de la infancia, en donde empieza a dibujarse la
identidad sexual. Comienza a sentir que existe la posibilidad de tener un sexo
que no es el propio, se siente extraño,
algo dentro de sí mismo le dice que pronto será niña. Se refugia en una serie
de fantasías utilizando eventos de la realidad para confirmar su creencia. De hecho Ludovic podría ser una niña como
cualquiera... si no fuera porque nació varón… pero “varón-niña” es como él
mismo se define, le gusta vestirse de princesa, utiliza los cosméticos de su
hermana, sueña con el príncipe azul y con Pam una especie de Ada madrina que le
ha brindado refugio en la fantasía.
Vive en un barrio de clase
media, junto a sus padres, tres hermanos y su abuela que los visita con
regularidad. Con ellos forma la más
"normal" de las familias. Sin embargo, Ludovic es diferente, se
siente diferente. Y con toda la lógica que tiene a su edad, no puede entender
que los demás no acepten su condición.
La condición de ser una niña atrapada en el cuerpo de un niño. Los adultos no pueden comprender que más allá
de los juegos y sus fantasías Ludovic es un SER y no un trozo de barro al que
pueden moldear.
En nuestra sociedad el niño
“afeminado”, es objeto de mayor burla que la niña “marimacha”, lo que
probablemente refuerce en él la conciencia de ser diferente, lo que lo lleva a
la incomprensión y al sufrimiento. El niño afeminado se desprestigia por
parecerse al sexo “débil” que al final es el núcleo en donde se siente
aceptado, con las niñas… lo que seguramente refuerza su confusión y conciencia
de ser “raro”. Este es un fenómeno que va más allá del ambiente familiar, es un
fenómeno socio-cultural que tiene implicaciones interesantes: el niño afeminado
queda marcado desde la infancia como un “ser aparte” es decir como un ser que
no pertenece más que al grupo de los “raros o enfermos”.
Es sabido que en general los
padres depositan en sus hijos todas sus expectativas… Azul o rosa? se preguntan las parejas cuando saben que van
a concebir a un hijo. Hay quienes sin saber el sexo de su hijo (a) ya tienen el
nombre, la ropa y juguetes para darle la bienvenida a ese ser que aún sin
nacer, ya tiene un futuro marcado en la
mente de sus padres. Pero qué es lo que sucede cuando los niños se
revelan a estas expectativas? En el caso de mi vida en rosa vemos algo muy
característico, los padres se niegan a lo que Ludovic experimenta como una
realidad, que nadie quiere tomar en serio. Al inicio cuando hace su entrada
triunfal en un asado en donde su familia y vecinos están presentes, vestido con
un traje rosa de princesa, zapatillas y maquillaje; el impacto que causa es
impresionante, pero al final prefieren pensar que no se trata, más que de una
travesura de un niño y que es normal a su edad. Cuando para
Ludovic lo único cierto y real es que el tiempo le ayudará a sanar su biología
masculina.
Podemos ver también un
mecanismo común que sucede en el seno de una familia con un hijo que elige ser
diferente, al inicio la madre en este caso Hanna, lo protege y lo defiende con
la firme idea de “es algo que en algún momento se le pasará”. En cambio el
padre con su ego herido, se aparta y lo rechaza, llegando a mostrarse agresivo.
Posteriormente estos papeles son invertidos.
Sin embargo, Ludovic con una
gran sensibilidad e inteligencia llega a la conclusión: de que evidentemente
hubo un error cometido por la naturaleza y piensa que la X que le correspondía
se fue por el cesto de basura, deducción a la que llega cuando su hermana le
explica la biología del sexo. Esto se lo comunica con inmediatez a su amigo
Jérome, a quien le anuncia que cuando la otra X que le faltó le sea devuelta
podrán casarse. Jérome es un niño que vive en una familia tradicional educado
bajo normas morales severas, al parecer al inicio no le desagrada del todo la
idea, puesto que acepta casarse en juego con Ludovic en el cuarto de su hermana.
Sin embargo cuando se percata de que para los demás eso es algo anormal y
prohibido rechaza a Ludovic y se convierte también en su verdugo.
A pesar de ello, Ludovic no
desiste, insiste en mostrarse como realmente se siente, y nuevamente aparece en
una obra de teatro en donde le arrebata el papel principal a blanca nieves. Al contrario de lo que esperaba es
descubierto por su príncipe, quién se niega tajantemente a besarlo. El público
se queda pasmado, no pueden concebir lo que
ven sus ojos, ¡un niño en el lugar de la princesa… qué horror! Al salir
de la obra a la familia la ven con una mirada acusadora, como si Ludovic fuera
un fenómeno extraño. Es expulsado de la escuela, rechazado por sus padres y agredido por sus compañeros… todo su mundo
parece oscuro. Parece que lo único que le queda es su refugio en la fantasía y
la dulzura de su abuela.
Él sigue sin entender y lo
único que espera es que suceda algo mágico que lo convierta en una verdadera
niña, busca explicaciones… espera
pacientemente la llegada de su regla, como le pasó a su hermana. De pronto, un cólico por la mañana le anuncia
que el milagro ha sucedió, pero al salir lleno de felicidad anunciando la buena
nueva a su madre, lo único que encuentra
es nuevamente rechazo y un castigo que le causa un gran dolor, su madre termina cortándole el cabello, como un
acto de castración que le niega a Ludovic la oportunidad de ser él mismo. Este
acto de la madre no representa más que la desesperación que le implica la
vergüenza de tener un hijo fenómeno, la angustia que siente de no encontrar la
respuesta adecuada que le explique: ¿por qué Ludo no es “normal” como otros
niños? se siente perturbada ante lo inminente y no lo acepta, ella quiere
encajar en su entorno social.
El padre al mismo tiempo desea además conservar
su trabajo, se atormenta también por la realidad que le parece injusta y se
siente impotente por no saber qué hacer con la desgracia que aqueja a su
familia. Al parecer no les importa a ambos lo que Ludovic siente y ha decidido,
lo único que importa es que toda la familia será rechazada y relegada por la
sociedad.
Lo que en el fondo pareciera
una herida que les impide la pertenencia a un grupo, ya lo decía Fromm en Ética
y psicoanálisis “La supervivencia de un grupo depende en cierta medida de que
sus miembros consideren la importancia de aquél, tan grande o mayor que la de
sus vidas, y además que crean en la rectitud, o aún en la superioridad de su
grupo”. Y este sentido de pertenencia y de importancia dentro del grupo ellos
la perdieron… han sido excluidos. Porque
al parecer la sociedad en donde se encuentran presupone automáticamente que
todo el mundo debería ser heterosexual, y si no es así es un pobre enfermo
que no merece la inclusión al grupo.
Al final los padres de Ludovic
deciden irse del barrio, y lo condenan a
vivir una vida que no le pertenece, tratan de cortarle las alas y la única
opción que le queda es matar por completo su firme creencia de sentirse y
vivirse como niña. Hace un esfuerzo, quiere ser “normal” y ser aceptado… pero
esto es inútil su naturaleza es mucho más fuerte que el convencionalismo. Un día por fin se encuentra con Cristine un
niño atrapado en el cuerpo de una niña, que ve en Ludovic un probable amigo, lo
invita a su fiesta de cumpleaños, en donde lo obliga a cambiar de traje, ya que
con el de princesa no se siente bien, al ver la madre de ludovic que la
historia vuelve a repetirse estalla en furia y lo golpea, pero al darse cuenta
de que todo había sido idea de Cristine va tras él arrepentida y parece que al
final comprende que la situación de ludovic
es así y no puede hacer nada para cambiarla.
Este final en realidad es poco
común en la vida real, y traspasando esta historia a la actualidad y a nuestra
cultura, en la clínica nos encontramos con gente que no la han dejado aceptar
su situación, y no son libres de vivirse
como tal, hombres y mujeres que se
esconden bajo el rol que les fue asignado desde la niñez, aunque ese no fuera
su deseo original. Lo que los lleva a
una profunda depresión, soledad, aislamiento y en el peor de los casos los
lleve hasta el suicidio. Una sexualidad mal entendida, distorsionada, es lo que
vemos hoy día, provocada por una falta tremenda de educación en la infancia, de
aceptación de los padres que son las figuras más importantes para un niño, de
una rigidez en la estipulación de los roles de género y de normas sociales
inflexibles.
En última instancia, el cómo
se atraviesa por el camino de la niñez y la adolescencia es lo que determina la madurez sexual en el ser humano, por ello
nos encontramos con una distorsión de lo que realmente significa la sexualidad
y se deja de vivir en plenitud, para vivirla bajo los estatutos esperados.
En realidad qué importa ser
homosexual,
travesti, transexual, heterosexual, si al final todos PERSONAS, con los mismos derechos y
obligaciones, con virtudes, manías, habilidades o enfermedades, todos con menor
o mayor grado de neurosis, todos forman parte de la sociedad. O quién puede afirmar que el ser heterosexual es
sinónimo de salud mental y todo lo
diferente de enfermedad? Lo más importante es el respeto y la
aceptación por diversidad. Lo demás, neurosis o salud mental, viene en el
paquete del ser humanos y se podrá resolver en el diván.