miércoles, 23 de mayo de 2012

Relaciones Objetales


Otto Kernberg

Relaciones reciprocas de las hipótesis formuladas: un modelo de desarrollo centrado en las relaciones objetales.
Para Kernberg la internalización de las relaciones objetales representa un factor crucial de organización para el desarrollo del yo y del superyó. La formación de introyecciones, identificaciones y de la identidad del yo constituyen una secuencia progresiva en el proceso de internalización de las relaciones objetales.
El yo temprano debe cumplir dos tareas fundamentales: 1) la diferenciación entre autoimágenes  e imágenes objetales, y 2) la integración de autoimágenes objetales constituidas bajo la influencia de los derivados de instintos libidinales y sus afectos afines, con las correspondientes imágenes del sí-mismo e imágenes objetales constituidas bajo la influencia de los derivados de instintos agresivos y sus afectos afines.
Las imágenes del sí-mismo y objetales “totalmente buenas” y “totalmente malas” interfieren considerablemente con la integración del superyó, porque crean fantásticos ideales de poder, grandeza y perfección en lugar de exigencias y metas más realistas impuestas por un ideal del yo constituido bajo la influencia de imágenes ideales del sí-mismo y objetales, más integradas y moderadas. La proyección de imágenes “malas” del sí-mismo y objetales determina, mediante la reintroyección de vivencias distorsionadas de los aspectos parentales frustrantes y punitivos, un predominio patológico de precursores superyoicos sádicos y la consecuente incapacidad de integrar los componentes superyoicos idealizados con los que representan amenazas sádicas. Todo esto provoca una deficiente integración del superyó y una tendencia a reproyectar núcleos superyoicos.
Por el contrario, cuando las relaciones objetales internalizadas “buenas” y “malas” (en las que participan imágenes del sí-mismo, imágenes objetales, imágenes del sí-mismo ideal e imágenes objetales ideales) están suficientemente integradas como para permitir a su vez la integración del concepto del sí-mismo y del “mundo de las representaciones”, es posible llegar a una identidad del yo estable.
El desarrollo de este nivel de integración dentro del yo da lugar a las condiciones necesarias para que los precursores superyoicos sádicos se integren con el ideal del yo y para que sea posible internalizar demandas y prohibiciones realistas de las imágenes parentales.

Consecuencias para el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento
Desde el punto de vista del diagnóstico, la clasificación propuesta de la patología caracterológica puede ser útil para diferenciar tipos patológicos que en un primer momento presentan dificultades diagnósticas en casos individuales. 
Desde el punto de vista del pronóstico general, la clasificación propuesta refleja tres niveles de gravedad de la patología caracterológica. En los pacientes comprendidos en el nivel superior de la patología, el pronóstico para tratamiento psicoanalítico es muy bueno; estos pacientes responden muy bien al psicoanálisis. El pronóstico es menos favorable en el nivel intermedio; en general, los pacientes incluidos en este nivel requieren tratamiento analítico más prolongado y en ocasiones los objetivos terapéuticos deben ser menos ambiciosos. El pronóstico para el nivel inferior es en todos los casos serio; el tratamiento analítico convencional y sin modificaciones habitualmente se contraindica o requiere un período preparatorio de psicoterapia expresiva.       

Kenrberg ha propuesto una clasificación de la patología del carácter que intenta cumplir los siguientes fines:
1) Establecer criterios psicoanalíticos para el diagnóstico diferencial entre los distintos tipos y grados de severidad de la patología caracterológica.
2) Esclarecer la relación que existe entre un diagnóstico caracterológico descriptivo y un análisis metapsicológico, especialmente estructural.
3) Establecer un ordenamiento de subgrupos de patología caracterológica, según su gravedad.

Esta clasificación se basa en el convencimiento de que el estudio diagnóstico de los pacientes debe incluir factores estructurales y genético-dinámicos, además de los puramente descriptivos.

Otras observaciones acerca del manejo de la transferencia

La transferencia de los pacientes fronterizos presenta diversos peligros y problemas técnicos. En primer lugar, el terapeuta puede sentirse tentado de interpretar directamente las manifestaciones transferenciales que, por su naturaleza primitiva, parecen reflejar las experiencias humanas reales más tempranas o más primitivas.
En segundo lugar, la confusa e intensa activación afectiva, en cuyo marco el paciente conserva sólo una pequeña parte de su capacidad para observar lo que está sintiendo, puede hacer que el terapeuta preste atención exclusivamente a la disminución o las fallas del funcionamiento yoico, llevándolo así a pasar por alto aquello que el material movilizado en la transferencia refleja de las relaciones objetales.
En tercer lugar, el error opuesto consistiría en analizar en profundidad la relación objetal, sin prestar suficiente atención al funcionamiento yoico del paciente.
Un cuarto riesgo es el de basarse exclusivamente en el análisis de la primitiva relación objetal en el aquí y ahora de la transferencia, considerando a ésta como un encuentro emocional correctivo y descuidando la tarea de integrar de manera gradual imágenes del sí-mismo e imágenes objetales en relaciones objetales internalizadas más reales y en una transferencia de naturaleza más avanzada que permita reconstrucciones genéticas más exactas. 
El enfoque técnico que propone Kernberg para los pacientes fronterizos significa entonces prestar atención de manera simultánea a la interacción inmediata, a las percepciones del paciente y a las distorsiones de estas durante la sesión y a las relaciones objetales internalizadas, de tipo primitivo y fantaseado, que se movilicen en la transferencia, de modo que lo más superficial y lo más profundo llegue a integrarse en vivencias humanas cada vez más complejas.

Contratransferencia

Al trabajar con pacientes fronterizos o con regresiones profundas, contrariamente a lo que ocurre con los que sufren neurosis sintomáticas o trastornos caracterológicos, el terapeuta tiende a experimentar, ya desde el comienzo del tratamiento, respuestas emocionales intensas que tienen que ver más con la transferencia prematura, intensa y caótica del paciente y con su propia capacidad para tolerar la tensión psicológica y la ansiedad, que con cualquier problema específico de su pasado. La contratansferencia se convierte así en un importante instrumento diagnóstico, capaz de proporcionar información acerca del grado de regresión del paciente, de su posición emocional predominante ante el terapeuta y de las variaciones de esta posición. Cuanto más intensa y prematura es la reacción emocional del terapeuta al paciente, más amenazada se ve su naturalidad; y cuanto más fluctuante y caótica es, mayores son las posibilidades de que el  terapeuta esté en presencia de un paciente que sufre una grave regresión.

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